Es un hecho. Con la decisión del Ejecutivo de eliminar el Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (Sitme), el mercado se queda sin la única válvula cambiaria legal distinta a Cadivi para importar, pero la historia no cierra allí, pues se estudia la posibilidad de abrir un nuevo escape, a través de una mesa de cambio en el Banco Central de Venezuela u operaciones en dólares por medio de la Bolsa Pública de Valores Bicentenaria.
Aún está en conversaciones. En el pasado, el Ejecutivo negó estas posibilidades, pero también desmintió una devaluación de la moneda incluso días antes de anunciar la decisión al público. De momento sólo hay recomendaciones, pero se conoce que la moneda fluctuaría entre 9 y 12 bolívares por dólar, para así aligerar la presión sobre el mercado paralelo.
Con la aplicación de la reforma del Convenio Cambiario Nº 14, que oficializa la devaluación, se generan expectativas, pues el Gobierno deja una ventana para poder aplicar un esquema que reemplace al Sitme, porque en su artículo 4 señala: “El BCV podrá realizar operaciones de compra y venta de títulos emitidos en moneda extranjera, en el mercado local, cuando lo estime conveniente”.
El artículo 4 también deja abierta la posibilidad de que otra figura oficial se encargue de las operaciones de compra y venta de títulos emitidos en moneda extranjera en el mercado local, cuando lo crea conveniente.
La alternativa
El asesor financiero Guillermo García plantea la posibilidad de establecer a través de la Bolsa Pública un esquema múltiple de tipo de cambio como alternativa al otorgamiento de divisas en el país.
La implementación de un esquema alternativo de negociación y obtención de divisas a través de un tipo de cambio diferencial, donde por ejemplo, los bienes y servicios considerados de primera necesidad, como alimentos y medicinas, seguirían recibiendo dólares de Cadivi.
En cambio, a través de este mecanismo alternativo se aprobaría la negociación de bonos en dólares emitidos por la República o empresas del Estado, y ampliando la oferta para incluir a inversionistas privados y entidades bancarias públicas y privadas. Es así como atendería todos aquellos rubros que no califican en los esquemas de asignación de bienes prioritarios otorgados por Cadivi.
La Bolsa Pública
García detalla que la Bolsa Pública de Valores Bicentenaria sería una vía alterna legal para aquellas empresas que no reciben dólares de Cadivi, especialmente las pequeñas y medianas, puesto que les cuesta mucho obtener todos los requisitos.
Según García, muchos interesados pudiesen optar por un mercado de valores a través de la bolsa, donde se ofertan emisiones futuras o que se encuentran en circulación. Para hacerlo, habría que incluir a inversores tenedores privados que puedan transar en la bolsa pública o simplemente personas que tengan dólares en el exterior y puedan negociarlos.
Ejemplo: Se compran títulos en el mercado internacional a un precio determinado y se colocan en dólares en esta bolsa para recibir bolívares a una tasa de cambio diferente de 6,30 bolívares, una que fluctúe entre 9 y 12 bolívares.
Coincide el economista José Grasso Vecchio, quien acota que el Sitme suplía las divisas adicionales que se requieren en una economía como la venezolana, por lo que a la larga “habrá que buscar un sustituto que funcione y sea transparente, como un sistema de oferta en el mercado a través de la Bolsa de Valores”, así como flexibilizar las transacciones entre personas.
La recomendación de Grasso a los consumidores es que sean más exigentes a la hora de comprar y ver los precios que se le cobran, porque cuando ocurren ajustes se presta a que especuladores traten de aprovechar y aumentan el precio a niveles que en muchas ocasiones no se justifica, porque no están atados a tipos de cambio.
La recomendación
La propuesta del economista es establecer una banda de precios de negociación, donde el BCV sea un hacedor de mercado, pues fijaría la banda de precios y tendría la posibilidad de hacer ofertas semanales con bonos.
Igualmente, podría permitir que inversionistas tenedores privados puedan ofertar títulos a través de los agentes autorizados del mercado seleccionados para aumentar la oferta de papeles. El manejo de las operaciones del mercado secundario de títulos de la deuda Pública Nacional se debería efectuar mediante un enlace entre el Sistema Integrado Bursátil Electrónico (SIBE) y del Sistema Integrado de Custodia Electrónica de Títulos (Sicet) del BCV.
De este modo, si el precio se excede, el BCV podría intervenir, poner dólares o bonos en el mercado y mantener la tasa dentro del rango que al Ejecutivo le interesa. “Eso aumentaría la oferta de divisas”.
El sistema, además, estaría controlado, porque en el país se conoce todo sobre el manejo y registro de los bonos. “Toda operación con bonos se sabe, por lo que sabe a dónde irían esos dólares” y habría mayor transparencia.
Más transparencia en operaciones cambiarias
La Bolsa Pública de Valores, de acuerdo a García, buscaría mayor transparencia en las operaciones, que permita la correcta formación de precios y establecer reglas de juego claras para el mercado y sus agentes. La fórmula daría una mayor flexibilización del sistema cambiario como una válvula de escape a la presión cambiaria y una forma más sana, transparente y de mayor certidumbre para todos los agentes que participan en el mercado cambiario. Para lograr implementar este sistema alternativo de divisas, debe considerarse la modificación del Convenio Cambiario N° 14 para que el BCV pueda vender y comprar a tasas distintas a las oficiales. Además, según la Ley de Ilícitos Cambiarios está prohibido divulgar e informar el precio del mercado permuta, por lo que se tendrá que modificar esto para que el BCV y la Bolsa pueda informar y los agentes designados conozcan los precios de negociación, y estos a su vez informar al mercado. Una mesa de cambio en el Banco Central de Venezuela sería la segunda opción, y básicamente el procedimiento es similar a la Bolsa de Valores, pero sería el instituto financiero quien negocie con títulos. Obviamente, acotó García, la solicitud vendría del cliente que la haría a su banco y sería parecido a lo que sucedía con el Sitme, pero de forma más transparente, porque se trata del BCV y no del banco directamente.
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