El 5 de abril de 1941 Venezuela y Colombia firman en Cúcuta el Tratado sobre demarcación de fronteras y navegación de los ríos comunes, por el cual nuestro país perdió una considerable porción de su territorio.
Documento tan grave, de tanta entidad, según el cual Venezuela cedía a Colombia más de 108.000 km2, no debió firmarlo López Contreras, no sólo por antipatriótico, sino porque comprometía al gobierno siguiente, cuando estaba exactamente a 30 días de entregar el poder a su sucesor, Isaías Medina Angarita.
¿En qué se basó López Contreras? En el hecho cierto de que sus Cívicas Bolivarianas tenían mayoría en el Congreso, y terminarían aprobando el Tratado. Y así fue. El 6 de junio de ese mismo año 1941 empezó la discusión en la Cámara de Diputados. En el Senado se aprobó sin discusión, pero en Diputados sí hubo acaloradas intervenciones de opositores como Rafael Caldera, Pedro José Lara Peña, Navas Spínola, Andrés Eloy Blanco, y otros, que calificaron el Tratado de lesivo para la integridad territorial de Venezuela.
Andrés Eloy Blanco, con palabra profundamente nacionalista, empezó por señalar que en cien años Venezuela ha perdido «la quinta parte de su territorio sin disparar un solo tiro». Y agregaba: «Este Tratado, si es leído por nosotros, debe ser leído también por el pueblo de Venezuela. Mi opinión es que este mapa no sólo debe venir aquí, sino que debe publicarse para que el pueblo de Venezuela sepa dónde empieza el río de la «Duda» y en dónde termina el río de sus dudas».
Tampoco estuvieron de acuerdo los diputados Rafael Caldera y Pedro José Lara Peña, quienes exigieron que la política diplomática de la Nación debía hacerse del conocimiento del pueblo. Ambos salvaron su voto, fundamentado junto con Navas Spínola. Igual actitud tomaron Andrés Eloy Blanco, Eloy Suárez Flamerich y Ricardo Hernández Rovati.
Por el lado de los que apoyaban la firma, el que hizo la más sesuda y larga exposición, desde el punto de vista jurídico, fue el Dr. E Angulo Ariza.
Como era de esperarse, por la mayoría lopecista, de la cual no se había desembarazado el nuevo Presidente Medina Angarita, el Tratado de límites fue aprobado por el Congreso el 18 de junio de 1941. Medina Angarita lo ratificó el 21 de agosto.
Sin esperar la ratificación del Tratado, el mismo día 5 de abril se encontraron en el Puente Internacional (entre San Antonio del Táchira y Cúcuta) los Presidentes Eduardo Santos, de Colombia, y Eleazar López Contreras, de Venezuela.
Ambos Mandatarios se hicieron acompañar de una nutrida comitiva. El Presidente venezolano llevaba al Canciller Esteban Gil Borges, al Ministro de Educación, Arturo Uslar Pietri y a otros Ministros que con su presencia estaban avalando el despojo que se hacía al país.
Documento tan grave, de tanta entidad, según el cual Venezuela cedía a Colombia más de 108.000 km2, no debió firmarlo López Contreras, no sólo por antipatriótico, sino porque comprometía al gobierno siguiente, cuando estaba exactamente a 30 días de entregar el poder a su sucesor, Isaías Medina Angarita.
¿En qué se basó López Contreras? En el hecho cierto de que sus Cívicas Bolivarianas tenían mayoría en el Congreso, y terminarían aprobando el Tratado. Y así fue. El 6 de junio de ese mismo año 1941 empezó la discusión en la Cámara de Diputados. En el Senado se aprobó sin discusión, pero en Diputados sí hubo acaloradas intervenciones de opositores como Rafael Caldera, Pedro José Lara Peña, Navas Spínola, Andrés Eloy Blanco, y otros, que calificaron el Tratado de lesivo para la integridad territorial de Venezuela.
Andrés Eloy Blanco, con palabra profundamente nacionalista, empezó por señalar que en cien años Venezuela ha perdido «la quinta parte de su territorio sin disparar un solo tiro». Y agregaba: «Este Tratado, si es leído por nosotros, debe ser leído también por el pueblo de Venezuela. Mi opinión es que este mapa no sólo debe venir aquí, sino que debe publicarse para que el pueblo de Venezuela sepa dónde empieza el río de la «Duda» y en dónde termina el río de sus dudas».
Tampoco estuvieron de acuerdo los diputados Rafael Caldera y Pedro José Lara Peña, quienes exigieron que la política diplomática de la Nación debía hacerse del conocimiento del pueblo. Ambos salvaron su voto, fundamentado junto con Navas Spínola. Igual actitud tomaron Andrés Eloy Blanco, Eloy Suárez Flamerich y Ricardo Hernández Rovati.
Por el lado de los que apoyaban la firma, el que hizo la más sesuda y larga exposición, desde el punto de vista jurídico, fue el Dr. E Angulo Ariza.
Como era de esperarse, por la mayoría lopecista, de la cual no se había desembarazado el nuevo Presidente Medina Angarita, el Tratado de límites fue aprobado por el Congreso el 18 de junio de 1941. Medina Angarita lo ratificó el 21 de agosto.
Sin esperar la ratificación del Tratado, el mismo día 5 de abril se encontraron en el Puente Internacional (entre San Antonio del Táchira y Cúcuta) los Presidentes Eduardo Santos, de Colombia, y Eleazar López Contreras, de Venezuela.
Ambos Mandatarios se hicieron acompañar de una nutrida comitiva. El Presidente venezolano llevaba al Canciller Esteban Gil Borges, al Ministro de Educación, Arturo Uslar Pietri y a otros Ministros que con su presencia estaban avalando el despojo que se hacía al país.
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